Real Balneario de Solan de Cabras (1675)

El Real Balneario de Solán de Cabras se sitúa en un paraje de singular belleza en el corazón de la Serranía de Cuenca, a orillas del río Cuervo. Ubicado a solo unos kilómetros de Beteta, este balneario es famoso por la pureza de sus aguas mineromedicinales, reconocidas oficialmente por sus propiedades curativas desde el siglo XVIII.

La historia de este emblemático lugar se remonta, al menos, a 1775, cuando el rey Carlos III ordenó la construcción del balneario, sentando las bases de un lugar que, durante siglos, ha sido sinónimo de salud y bienestar. Poco después, las aguas de Solán de Cabras fueron declaradas de utilidad pública y de interés mineromedicinal, convirtiéndose en un punto de referencia para aquellos que buscaban sus beneficios terapéuticos. A principios del siglo XIX, el balneario fue declarado Real Sitio y recibió la visita de Fernando VII y su esposa María Josefa Amalia de Sajonia, en busca de heredero.

En el siglo XX, D. Baldomero Sanz, vecino de Beteta y dueño de los baños, fundó la planta embotelladora de agua mineral que aún hoy opera en el lugar, permitiendo que el agua de Solán de Cabras, conocida por sus propiedades mineromedicinales, se distribuya a nivel nacional e internacional.

Rodeado de un entorno natural de impresionante belleza, el Real Balneario de Solán de Cabras invita a los visitantes a disfrutar de sus paisajes, ideales para relajarse y desconectar. Desde las imponentes formaciones geológicas hasta la riqueza de flora y fauna, la zona alrededor del balneario es perfecta para realizar rutas de senderismo o simplemente sumergirse en la tranquilidad que ofrece este rincón único de la naturaleza.