Festividades
Las fiestas en honor a la Virgen de la Rosa son la festividad más importante y un gran referente en la comarca de Beteta, a la que acuden todos los pueblos vecinos.
Las fiestas patronales se celebran el 17 de septiembre, día de la patrona, y suelen extenderse hasta el fin de semana. Durante los días previos a las fiestas tiene lugar la novena a la Virgen, entorno a la medianoche del día 16 se canta la Salve, en uno de los actos de mayor tradición y solemnidad que culmina con el canto del himno de la Virgen de la Rosa. Las festividades son días llenos de devoción y actos religiosos, que incluyen eucaristías, procesiones, la ofrenda de los niños a la Virgen y, por supuesto, el tradicional volteo de campanas en la víspera.


El 30 de abril se celebra la fiesta de Los Mayos. En esta festividad, la rondalla, compuesta por guitarras, bandurrias y laúdes, entona el mayo a la Virgen en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. El gran arraigo de esta celebración hace que muchos vecinos se unan a la rondalla para participar en la festividad. La tradición se originó cuando los jóvenes del municipio recorrían de noche las calles de Beteta para cantar Los Mayos a las mozas. La fiesta concluye al día siguiente con la tradicional romería a la ermita de la Virgen de la Rosa.
La Caridad de San Antonio se celebra cada 13 de junio en Beteta. Comienza con una misa y procesión en honor a San Antonio, el santo protector de los necesitados, seguido de la bendición y reparto de pan y vino en la Plaza Mayor. Los vecinos, organizados por turnos, ofrecen estos presentes y un aperitivo para todo el pueblo, manteniendo una costumbre ancestral que honra la generosidad y solidaridad del santo.

Beteta celebra su pasado ganadero con la Hoguera de San Pedro, una festividad que tiene lugar en la plaza que antaño albergó una iglesia o ermita dedicada al santo. El día 29, los vecinos encienden una hoguera en la que comparten comida y música.


La celebración de Todos los Santos es una costumbre local profundamente arraigada que se remonta a antiguas tradiciones celtas. En la víspera, los vecinos vacían calabazas y las tallan con ojos y dientes; en su interior colocan una vela, transformándolas en linternas que iluminan las calles del pueblo y el camino hacia el castillo. Esta práctica, de origen celta, simboliza la guía para los espíritus benévolos y la protección contra los malignos. En este día se preparan gachas dulces, el postre típico de la festividad.
La celebración de Todos los Santos es una costumbre local profundamente arraigada que se remonta a antiguas tradiciones celtas. En la víspera, los vecinos vacían calabazas y las tallan con ojos y dientes; en su interior colocan una vela, transformándolas en linternas que iluminan las calles del pueblo y el camino hacia el castillo. Esta práctica, de origen celta, simboliza la guía para los espíritus benévolos y la protección contra los malignos. En este día se preparan gachas dulces, el postre típico de la festividad.
