La hoz de Beteta constituye uno de los cañones más espectaculares de la Serranía de Cuenca, que merece la pena visitar por su gran interés botánico, geológico y paisajístico, a pesar de lo humanizado de su entorno. El río Guadiela ha esculpido un cañón de seis kilómetros de longitud dando lugar a cortados de paredes calizas que alcanzan los 80 metros de altura.
Este paisaje exclusivo alberga joyas botánicas únicas y singulares, más propias de otras latitudes. En sus paredes rocosas crecen plantas carnivoras, mientras que a pie de cantil destacan ejemplares monumentales de tilos. En los rincones mas húmedos y sombrios, acebos, avellanos y servales ofrecen un espectáculo natural que cambia con cada estación.
Las formaciones geológicas de naturaleza caliza se concentran en la Hoz de Beteta, convirtiéndola en un punto de gran interés geológico. Simas, cuevas y formaciones tobáceas añaden atractivo al paisaje, mientras que el ecosistema de la hoz alberga diversas especies de aves rupícolas, como el buitre leonado, el alimoche y el halcón peregrino, haciendo de este cañón un lugar privilegiado para la observación de fauna.
La Hoz de Beteta desborda agua en cada paso, con numerosas fuentes y cascadas, algunas de ellas habilitadas como áreas recreativas, como la Casa de la Pradera y la Fuente de los Tilos. Tres rutas señalizadas permiten a los visitantes adentrarse en la naturaleza, llegar a miradores espectaculares como la Cueva del Armentero o conocer la riqueza botánica del espacio.
La Hoz de Beteta es, sin duda, un destino de gran valor ambiental, ideal para el senderismo, la fotografía de naturaleza, el disfrute de la tranquilidad o simplemente refugiarse del calor en verano.